Conoces al enemigo?
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Hace tiempo que vengo reflexionando sobre la palabra enemigo. Del latin inimīcus, que significa no amigo, ya que el prefijo “in” implica negación. En la
Antigua Roma eran “inimicus” aquellos a quienes no se consideraban
amigos en la esfera privada, aún cuando no existiera ningún sentimiento negativo contra ellos, reservándose el término “hostis” para los que eran un peligro públicos o eran extranjeros en conflicto con Roma, por eso en las guerras no se hablaba de “inimicus” sino de “hostis”.
También se usa el término en sentido figurado para hacer referencia a cosas, sentimientos o situaciones que nos disgustan. Es una palabra que automáticamente hace que nos pongamos atentos y en guardia.
Pues bien, dicho esto creo que hemos de ser capaces de entender que hay varios tipos de enemigos. Por norma general los "enemigos" son los que nos mejoran, los que nos alertan, los que nos hacen aprender, nos hacen afrontar situaciones que de otro modo seguramente no lo haríamos.
Creo que más que centrarnos en el enemigo hemos de enfocar nuestros esfuerzos en el combate en sí, porque cada día podemos ser vencedores o vencidos. Yo estoy segura que aún sin pretenderlo, he sido y soy enemiga de alguien, en tanto en cuanto supongo otra manera de ver y afrontar las cosas.
Por ello mismo he de mantener mi propia mente abierta para saber interpretar correctamente lo que me sucede con cosas, acontecimientos y personas. Quizá resulte que no son verdaderos enemigos.Y que nuestra interpretación subjetiva de frases, contextos, situaciones nos hagan interpretar bajo nuestros ojos, lo que sucede de una forma amenazante. Por ello hemos de ser cautos y darnos un tiempo prudencial para recapacitar.
Caso bien distinto es de aquellas personas que están a nuestro lado y nos traicionan deliberadamente llegado el caso, hostis, en realidad porque suponen un peligro. Habiendo de desconfiar de aquellos que constantemente nos agradan y ensalzan. Las palabras bonitas son fáciles de oír y creer, pero no somos ni debemos ser perfectos y quien constantemente solo ensalza lo bueno solo nos hace un flaco favor. Esos son peligrosos enemigos porque podemos dejar que formen parte de nuestra vida y nos dirigen hacia la caída para después abandonarnos.
El combate o la lucha con nuestros enemigos no debemos rechazarlo siempre y cuando sea algo transparente puesto que, cada uno de los combates por grandes o pequeños que sean, nos proporciona la oportunidad de probarnos a nosotros mismos nuestra paciencia, constancia, empatía, nuestros límites en definitiva. No hemos de luchar por llevar la razón o para imponer algo. Sencillamente hemos de aceptar el conflicto como algo que forma parte de nuestra vida y entender que en cualquier momento puede aflorar.
Cuando alguien provoca o se buscan determinadas situaciones conflictivas no merece la pena entrar a sus provocaciones, puede ser que necesite probar algo a tu costa y utilizar malas artes o triquiñuelas para favorecer un enfrentamiento no es más que un síntoma de debilidad. Si, debilidad, porque esa persona necesita enfrentarse a ti para demostrar algo, normalmente a si mismo o ante los demás. Realmente esa persona es marioneta de la situación y se ve superada por un sentimiento que poco tiene que ver contigo, que es la inseguridad.
*imagen sacada de www.frasespedia.com |
El verdadero enemigo está dentro de uno mismo, frase escuchada y leída hasta la saciedad que parece no hacer meca en los seres humanos en general.
Realmente la envidia, la prepotencia, el orgullo y otras cosas similares hacen que nos obcequemos en algo que puede no ser real y en vez de buscar en nosotros alternativas, opiniones ajenas y objetivas, soluciones, tendemos a juzgar y criticar a los demás previo a nosotros mismos creyéndonos poseedores de la verdad por no querer enfrentarnos a la posibilidad de estar equivocados y ser perfectamente imperfectos.
Para mi el mundo no es tanto una división entre amigos y no amigos, porque no siempre tus amigos lo han sido. Antes de serlo eran completos desconocidos. Sino entre personas fuertes y débiles. Entendiendo por débiles aquellas que no tienen la capacidad suficiente para buscar las respuestas a sus errores, fallos, en ellos mismos y buscan siempre alguien a quien culpar incapaces de reconocerse con sus virtudes y defectos.
Así que enemigos tampoco creo que existan tantos, mas bien yo diría miedos, enfrentarlos es la batalla interna que debemos hacer cada uno día a día.
Lograr afrontar nuestros miedos, conocer en verdad al verdadero enemigo es una tarea de obligado cumplimiento para el ser humano. Ello nos hace más fuertes, seguros, nos hace ver la vida con los ojos y la actitud de un guerrero dispuesto a ganar pero sobre todo consciente que se puede y es necesario perder. A sabiendas que una buena batalla perdida enseña más y con más influencia en nosotros que una victoria. Seguro que recuerdas la asignatura que más te costaba y cuando la sacaste te supo a verdadera gloria. O tu primer trabajo donde los primeros días te decían los errores que cometías hasta que a base de regañinas, de repetir las cosas, llegas a ser experto en determinados temas. Tu primera disputa con tus amigos que hacen entender lo diferentes que somos las personas y te ayudó a conocer más sobre sus gustos y maneras de ser, domando tu carácter, etc.
Por lo tanto hemos de tomar las derrotas como la mejor clase de vida que podemos tener y aprender de ellas.
Cada derrota te acerca más a la gran victoria, que para mí es quererse y conocerse uno mismo para así poder estar en equilibrio con todo lo demás.
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