Cuaderno de bitácora, fecha estelar 23 de septiembre de 2019
Arranca de verdad el trekking al campamento Base del Annapurna.
Antes tengo que hablar del día de ayer. Viaje desde Katmandú hasta Pokhara en autobús. Los buses en Katmandú van de aquella manera, por mucho dinero que tengas. Y os puedo asegurar que el bus se las traía y era de los que tenían aire acondicionado y bueno, aire acondicionado templado, pero refrescar refrescaba un poco. En mi cabeza tenía ventilador, si sí, de esos pequeños. No me quiero imaginar lo que tiene que ser julio-agosto ir en estos autobuses y ni que decir en los que no son para turistas que van como piojos en costura.
A las 7 partiamos hacia Pokhara y pude ver la inmensidad de Katmandú. Cómo se entremezclan pobreza con ostentación. Como ves a niños que venden agua como pueden mientras el chico de al lado viste Lacoste. Pero la mayoría son pobres y tienen esa mirada de enfado/frustración llena de "no tengo nada que perder".
A las 7 partiamos hacia Pokhara y pude ver la inmensidad de Katmandú. Cómo se entremezclan pobreza con ostentación. Como ves a niños que venden agua como pueden mientras el chico de al lado viste Lacoste. Pero la mayoría son pobres y tienen esa mirada de enfado/frustración llena de "no tengo nada que perder".
Durante todo el viaje, llegamos a las 15.30 a Pokhara, 8 horas de viaje para 201 km según Google Maps. Una carretera que ni los pueblos más reconditos de Asturias. Y sensación de miedo cuando ves a tu autobusero adelantar donde no caben ni dos motos, pero oye, lo hacen. Y dentro de su caos, se entienden y apenas tienen accidentes.
Y después de flipar mucho en general. Llegamos a Pokhara. Hotel razonable pero nada del otro mundo y pude hablar más con mi compañero de viaje, Robert, un inglés de Barkley que peca de fumar y beber, según el mismo, demasiado. Pero trotamundos y de momento agradable.
Estuvimos dando una vuelta y los lagos de Pokhara son realmente bonitos. Con mi ojo avizor descubrí un sitio que nos deleitó con el atardecer y conocí a una pareja de catalanes majisimos, con la que estuve hablando horas. Laura y Adri, que encanto de personas que fluyen y viven el día. Más teléfonos en mi agenda y una gran sonrisa porque fue gran atardecer con buena compañía.
Al dia siguiente partíamos hacia la primera parada Nayapul, para descansar y acabar en Ulleri . Ya en el hotel, fui la primera y estaban un montón de indios, de la India, jajajaj. Bueno pues unas señoras majisimas preguntandome cosas e intercambiando conocimientos. Qué maravilla.
Salimos todos preparados para lo que yo no sabía, sería toda una aventura. Al principio una sesión de Jeep que ha acabado con mi miedo a morir. Alucinariais si vierais por donde hemos pasado, que adelantamientos hacia el chico, pero es cierto que se le veía muy ágil y de aquí, así que llevo las uñas más largas personas y creo que inmune a muchas cosas ya.
Una vez paramos, no penséis que son muchos km los que hicimos hoy, pero son dos horas y pico solo subiendo y lleno de escaleras. Me he dado cuenta que necesito exigirme más. Mis piernas echan de menos el Muay Thai y eso que ando mucho pero no es suficiente para realmente ir bien.
Lo bueno es que compartimos días con una pareja de USA, Lauren y Cail, muy majos. Y estoy a su nivel. El pobre Robert va sufriendo pero va.
Cuando llegas arriba y vislumbras la cara sur de Annapurna, os aseguro que compensa. Lo rodea un verde lleno de matices, cascadas impresionantes y puentes que cuelgan entre banderitas nepalíes y flores. Y ella, Annapurna, vigilante sería e imponente, engalana toda la vista.
Las casas de los nepalíes acompañan el ascenso y no he visto mariposas tan bellas y grandes en mi vida, el tamaño de algunas es como mi mano.
Así que durillo con tanta escalera, pero contenta de estar donde estoy, de practicar inglés, de llevarme bien con todos y hablar con cualquiera que me llame la atención.
No voy a mentir si no os digo que he tenido dudas y he dicho," pero loca donde te has metido, esto es demasiado para ti", pero ha sido asomar Annapurna y dejarme de tonterías. No se que tiene la montaña que me hace feliz.
Esto es un reto, es un sueño para mi, y creo que la vida está para probar límites y tratar de hacer realidad tus sueños, pues no vale decir, hay que hacer.
El resultado da igual cuando lo que importa es todo lo que aprendes y conoces de ti, del mundo y encima en zona tan bella.
El resultado da igual cuando lo que importa es todo lo que aprendes y conoces de ti, del mundo y encima en zona tan bella.
Seguiré reportando. Hoy cansada pero contenta.
Esto lo escribí mi primer dia de andadura por el trekking del santuario del Annapurna.
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