Navidades atípicas
Estas si que van a ser unas Navidades diferentes. No solo porque seguimos inmersos en una pandemia mundial, sino porque se están poniendo a prueba valores y sentimientos.
Nos encanta dar por sentadas las cosas y llevamos fatal los cambios, yo la primera, aunque estoy trabajando en ello. Estos meses de supuesto aprendizaje en soledad y en comunidad, han derivado en muchos comportamientos atípicos y actitudes que pudieran resultarnos llamativos.
Cada cual sentimos y percibimos la realidad de una manera. No se trata de bueno o malo, de hacer o no hacer, si algo aprendí de mis queridos profesores de Yoga y los maestros de la vida, es que las dualidades son las que nos llevan al sufrimiento.
Muchas personas llevan mal las Navidades, entienden, como yo, que no tiene sentido que estos dos o tres días al año, tengas que comportarte de forma diferente. ¿Acaso no hay 365 días al año? Personas que no saben ni si has tenido que enfrentarte a dificultades o, sabiendolas, no han querido o sabido estar ahí.
el amor no tiene fechas, al menos creo que no debería tenerlas. Y la Navidad es por excelencia la etapa del amor entendido como ese, por y para todos. Pero nos obligamos a estar con quienes no nos apetece, nos enfadamos si preparamos y también si no lo hacemos. Nos afecta más todo porque es una época con mucha carga emocional.
También nos han hecho creer que es la época de todo perfecto, la familia reunida alrededor de una mesa y los amigos que llevas sin ver muchos meses y que, digo yo que si eso es así igual no son tan amigos, reaparecen como si tuvieras que dejar todo para estar con estas personas. No lo tengo claro, este año no.
Yo creo que cuando fuerzas algo va mal la cosa, es como un zapato que tratas que entre porque no queda mas que el 38, pero es que tu número es el 40. entenderás que te hace daño, y la vida no está para que duela más de lo que ya te va a tocar.
Este no ha sido un año que te quite nada, no. Eso lo aprendí con mi experiencia bien enferma en su día. La vida es vida, el tiempo sigue y aunque Stephen Hawking ya explicó lo relativo que es el tiempo, pasan cosas y nosotros somos las que hacemos de ella algo malo, regular o bueno. De nosotros depende cómo reaccionemos y como lo afrontemos.
Ojo que no estoy diciendo que puedas alegrarte de pasar por una enfermedad, que no, sino que eso que te pase malo, saques algo bueno de ello y tengas la capacidad de que te pueda ayudar en el futuro, no recreándote.
Estas Navidades valorarás el estar con quienes puedes y quieres estar, anda que no habrá gente que esté contenta porque no tenga que reunirse obligatoriamente con ciertas personas y familiares. Porque seamos sinceros, todos tenemos a alguien que no nos cuadra, que no para de buscarnos las cosquillas y alterarnos y estar cerca nos provoca ya tensión.
El cuerpo es sabio, sabe lo que es bueno y lo que no. Igual deberíamos reflexionar qué tipo de Navidades queremos, reconocer y reconocernos, al menos tomar conciencia, de cuan tóxicos o negativos podemos ser y pueden ser con nosotros.
Y sobre todo seamos capaces de ser empáticos, comprensivos, cariñosos.
Hay muchas personas que estas fechas les suponen recordar cosas dolorosas, otras que tendrán que pasarlas solas, otras que tendrán que estar lejos de su familia para ayudar a otros, protegernos a todos o estar cuidandonos. Cada cual lo va a vivir de una manera diferente, asi que seamos bálsamo para los que lo pasen mal, eso es algo precioso que el ser humano es capaz, amar y querer bien.
Y ya sobre los regalos, últimamente le doy muchas vueltas al asunto. Soy de las que me gusta regalar a los míos, es verdad que cada vez menos, creo que se me está muriendo la ilusión. Igual es porque esos regalos significaban o significan para muchas personas lo mucho que se les quiere o que alguien se acuerda de tí, aunque sea en una época donde se regala también porque "toca".
Y pensar en esto me provoca tristeza. Prefiero que me regalen detalles el resto del año, prefiero que quieran pasar tiempo conmigo en cualquier momento y no porque toca. Prefiero planes improvisados. Pero mira que lo pido y no hay manera en general, aquí no os deis todos por aludidos, cada cual sabrá la relación que tiene conmigo y evidentemente yo con cada persona.
No sé, igual estoy en crisis existencial, que puede ser con el año que llevo. Llamamos crisis a esos momentos en la vida en que ponemos en duda lo que hacemos, lo que tenemos, las relaciones, donde estás, qué estás recogiendo...
Yo dudo de muchas cosas, me han decepcionado personas (y se que es mi responsabilidad poner en las personas mis expectativas, no tienen que ver con ellas y si conmigo), me doy cuenta de este sistema en el que vivimos que tiene sus cosas buenas y malas pero que no está en sintonía conmigo, que los procesos de cada uno pueden ser incompatibles conmigo y lo mejor es distanciarse, que la mayoría tenemos miedo de demasiadas cosas, que nos encanta escondernos tras mascaras y armaduras, y que cuesta mucho no dejarse llevar por la matrix, está siendo un año muy intenso y de mucho aprender, sobre todo de mí.
Repetimos patrones, está en nuestras manos remediar aquellos que nos hacen daño y que hacen daño a otros. Está en nuestras manos cuidarnos, protegernos y rodearnos de personas que nos ayuden.
Amor, gran palabra, soy fan. Cuesta mucho dar amor y ni decir, recibirlo. Cuanto más ayudas mas te dan por sentado, pero si no ayudas te conviertes en un ser inerte.
Walter Riso, psicólogo clínico, especialista en terapia cognitiva, entre otras cosas, habla de que esta sociedad tiene demasiadas personas tóxicas en ellas y que es tremendamente difícil no encontrarte con muchas. Es una sociedad que nos convierte en víctimas con el tiempo, dependientes emocionales de la comida, de las redes, de lo externo, en definitiva nos hace sufridores que necesitan su dosis de lo que sea: reconocimiento, regalos, comida, internet, likes, atención... todo para consumir, consumir drogas en cualquiera de sus formas, consumir comida, consumir internet, consumir en ropa... todo son adicciones cuando nos provoca ansiedad estar sin ellas.
Me pregunto si estas Navidades no serán consecuencia de ello un poco también.
En cualquier caso, me voy a quedar con lo bueno, que estamos vivos, yo por escribir estas letras y tu, querido lector, por leerlas.
La vida es más breve de lo que creemos, algo que no nos gusta recordar, pero que a mi me ayuda a dejarme de pamplinas y, de quejarme de lo que me falta, para centrarme en lo que tengo.
Y afortunadamente siempre habrá alguien que te desee Feliz Navidad y feliz Vida, que te busque para tomar un café, para comer contigo, que te sorprenda con tus bombones preferidos o tus frutos secos preferidos y alguien con quien puedas ser completamente tu, sin engañar, hablando de lo que sea.
Esos son los verdaderos regalos, todo el año, esa es la fortuna, y es en estas fechas donde no debemos olvidarlo.
Navidad es amor, amar a los que te aman, estar con los que están, cuidar a los que cuidan y darte exactamente lo mismo que das a los demás, porque si te das en exceso te pierdes.
Equilibrio, amor y comprensión.
Navidades atípicas pero que pueden ser aprendizaje y reflexión que nos ayuden.
Gracias por escuchar.
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