Estamos cambiando
Mas de un año de pandemia ya. Como pasa el tiempo.
Cuesta mirar atrás y ver lo increíblemente rápido que pasa el tiempo y lo mucho que hemos cambiado en algunos aspectos, sobre todo los psicológicos.
Hay otras cosas que, sin embargo, no han cambiado. Puede ser algo bueno o algo malo según la percepción de cada persona.
Nos hemos rodeado de diferentes personas todo este tiempo. Algunas las hemos tratado mucho más, nos hemos acercado más y nos hemos apoyado más. Algunas nos han decepcionado o nos han "abandonado" a nuestra suerte tal y como muchos interpretamos eso de "abandonar".
Sigo leyendo mucho, sobre muchas cosas diferentes, pero me doy cuenta que hay personas que no saben acompañar. Les incomoda el dolor ajeno.
Estoy atravesando una época de niebla en mi vida emocional, cosas que tenia claras se tambalean, en silencio, obviamente. Porque soy consciente que es mi trabajo el disipar esa niebla y muchas veces, aunque busco ayuda y apoyo fuera, solo yo tengo la solución a mi problema.
Pero me costaba acompañar y ahora me doy constantemente de bruces con este aprendizaje. He de acompañar en procesos que, bajo mi punto de vista son insanos, con la mejor de las caras y el mayor de los afectos porque cada cual elegimos y no soy quien para decir a nadie como ha de hacer las cosas, aun cuando me crea capacitada para ello por mi propia experiencia en algunos temas.
Cuando rebose el plato de la vida y haya que intervenir, ahí estaré, al menos eso creo.
Me sigo frustrando cuando veo que se me pregunta y es como si no se me escuchara, no se me hace ni caso, esa sensación la tengo mucho pero ya estoy trabajando también en eso.
Ahora opto por el silencio.
Ya no se si es que no queremos oir, si no estamos preparados para oir, o igual la otra persona cree que son una "lista" que va de sobrada o que hablo por no callar. Muy lejos de mi intención que, tened por seguro que siempre, es la de ayudar desde la consciencia que apenas se un poco de algunas cosas.
También me he dado cuenta que seguimos sin implicarnos emocionalmente del todo. ¡Ay los miedos!. Miedo a que nos hagan daño, miedo a que nos abandonen, miedo a los cambios, miedo a que nos rechacen, miedo al miedo.
Y vamos caminando por la vida como vampiros emocionales buscando que nos quieran porque no tenemos el valor de querernos a nosotros mismos completamente.
Buscamos en el físico caduco y en la novedad, un refuerzo positivo que nos damos cuenta que es momentáneo y que suele acabar mas pronto que tarde, con una sensación de desgaste.
Y personalmente me matan los silencios. Me he dado cuenta que cuando escribo, cuando vuelco alguna emoción y tengo la callada por respuesta, eso me mata por dentro un poquito. Aquí he sido algo dramática, un poco drama queen, evidentemente no me mata, pero si mata lentamente esa relación. Me voy haciendo pequeña en esas ganas, en ese trabajo por la persona que sea y me termino alejando. Otro trabajito que tengo y que muchas personas, sin saberlo me ayudan a trabajar.
Hace poco leía en un artículo de psicología que el verdadero trabajo en las relaciones (en cualquiera de sus formas) está en intentar, en hacer, en proponer. ¿sabéis la razón? El que propone, el que hace, el que organiza, es el que se expone al no, el que gasta la energía en moverse, en mirar, en preparar, y los que se apuntan normalmente es sí o no.
Por eso malo si solo propones tu, si solo organizas tu, si solo sale de ti el hacer, moverte, viajar...
Normalmente no se ve o no se quiere ver, es más fácil echar la culpa al otro. Y bueno, es un aprendizaje doloroso darte cuenta de que eres a veces utilizada por otros, ahora se que ese dolor emocional es igual de parecido que cuando tienes un dolor físico, tal y como demuestra la ciencia de la psicología y la neurociencia. Y también que la mayoría de las personas en el mejor de los casos no se dan cuenta, otras lo niegan y otras son plenamente conscientes, alejate de estas ultimas rápidamente.
Seguimos buscando todos la "aprobación" de fuera, de nuestros padres, de nuestros hermanos, de nuestras personas de referencia. Ya tengamos 8 años o 40. Eso son las heridas emocionales de la infancia. Nuestros niños interiores que siguen ahí lastimados y que nos negamos en general a trabajar porque es más fácil echar nuevamente la responsabilidad fuera.
Es que mi padre/madre no me miraba, me hacia tal o cual cosa. Pero ya no tienes 8 años. Ya hace tiempo que tu padre, tu madre, dejaron de encargarse de ti. Pero eso duele también, porque vuelve a recaer en tí la responsabilidad y no hay nadie ajeno que te cuide. Estás solo tu.
y ya si te ven fuerte, olvídate. A no ser que tengas un duelo grande o una enfermedad, nada y en esta última parte también tengo experiencia y no, tampoco. Muchas personas no están a tu lado porque se niegan, como me dijeron a mi en su día, aceptar que tu estás enferma o que necesites que alguien te levante porque no eres capaz ni de moverte.
Por eso te vas haciendo más fuerte pero también te vuelves más selectiva y fría. He intentado, lo sigo haciendo, que el mundo, las experiencias, no me cambien. Que el amor desinteresado y auténtico rija mis relaciones, pero se me hace muy cuesta arriba a veces.
Me siento rodeada de egos, incluido el mío, de superficialidad de una sociedad tremendamente enferma, de la prisa, de poquísima conexión humana y emocional y no, el problema no soy yo.
Claro, soy la rara, la que sorprende con mails y mensajes cargados de expresión emocional. La que habla desde el desapego, sin presionar, sin tratar de hacer que los demás sean como a mi me gustaría. Tan solo porque estoy aceptando que las cosas son como son, no como me gustaría que fueran.
Dejo que los demás sigan su camino, deseando lo mejor, porque mi mayor deseo es que todos estén bien, libres de todo sufrimiento. Quiero que todo el mundo sea feliz, que se den cuenta de las maravillosas personas que son y sigo todo lo que la teoría dice que he de hacer, y mi corazón me susurra que haga, como agradecer gestos, amar para que la otra persona se ame, estar presente en los malos momentos, mandar besos y abrazos, que eso nunca sobra.
Y todo porque así lo siento y porque me percibo en mitad de una densa niebla donde ya no tengo claro qué, pero si que cuando siento algo, lo siento, me estoy quedando con eso, menos pensar y mas sentir. Porque la mente es traicionera, no me cansaré de repetirlo.
Estamos cambiando, estoy cambiando. Y los bajones no es que sean más frecuentes, no, es que son más profundos y eso también asusta. Por eso hay que aceptarlo, verlo y trabajarlo, si hace falta con ayuda profesional.
Volcado emocional se llama a esto que de vez en cuando, me permito hacer en mi blog.
Porque es tal el nudo a veces, que no se bien como deshacerlo. Estoy cansada de que no nos demos cuenta, que no es tan difícil ver a la otra persona, de estar, de escribir un mensaje o contestar un mail.
Pero no, el amor, ni la atención, ni el cariño se ruegan ni se piden.
Y también acepto eso, como nos cuesta regar las relaciones. amarnos bien, sano, bonito, hacer la vida fácil.
Borja Vilaseca tiene un video que habla sobre el lado oscuro, os lo recomiendo.
Este es mi lado oscuro, le tengo y es muy grande, en mi estructura personal está el lado brillante y muy contenta con la persona que soy ahí. Pero el lado oscuro es igual de grande que el brillante y también estoy contenta porque ya me atrevo a verlo.
Estoy cambiando, me gustaría que los que amo cambiaran conmigo y me acompañaran, algunos que incluso reconocieran sus emociones, pero eso no depende de mí.
Así que si, estoy cambiando, vivo más despacio, con menos gente en mi vida, menos agobios, menos energía que no va a ningún lado cuando ni me escuchan ni me ven, menos intensa, adaptándome, aceptando todo lo que me toca vivir, silencios incluidos, y gestionándome yo, que bastante tengo con todo lo que tengo.
Somos responsables de nosotros mismos, de nuestro caos, de nuestra búsqueda de bienestar y equilibrio, de nuestra salud, de nuestro cuerpo, mente y emociones. Sí. Cada cual de lo suyo.
Lo bonito es que juntos, ayudándonos, todo es más fácil, pero hay que saber mirar y ver, no quedarnos en lo fácil y no, me temo que la sociedad no nos invita a hacer eso, a buscar en lo profundo.
Depende de ti y de mi, de cada uno atrevernos a reconocer lo que no nos gusta y/o lo que nos da miedo. Depende de cada cual trabajarse, mirarse, reconocerse en las luces y las sombras.
El miedo y la sombra solo tienen una forma de afrontarse con mimo, tiempo y el mayor ingrediente, el amor.
Gracias por escuchar.
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