Adictos a la evasión

 EVASIÓN: Este término hace referencia como la acción de evadir o evadirse, en eludir o rehusar con habilidad o astucia un daño, perjuicio o peligro, en sacar dinero de manera ilegal o un recurso para evadir un problema.


Para la psicología : El individuo que practica este mecanismo de afrontamiento trata de no exponerse a situaciones que le generan malestar emocional. Evita pensar, sentir o exponerse a situaciones que le generan temor o inseguridad. Su mecanismo de defensa consiste en huir, evitar todo aquello que le provoca daño emocional.

Este mecanismo de defensa ante un acontecimiento, situación, persona,  puede parecer que supone una alternativa saludable del individuo para superarla o afrontarla, pero al ser excesiva,  la evasión supone una perpetuación de los temores e inseguridades.


Según la psicología cuando algo nos sucede de pequeños, en diferentes entornos y con diferentes figuras de referencia y estilos afectivos, hay tres formas de reaccionar ante los peligros: luchar, huir o quedarnos inmóviles o paralizados.


Eso da lugar a 3 estilos de afrontamiento: El estilo sobre-compensador que corresponde a la lucha, el estilo evitador que corresponde a la huida y el estilo rendición que corresponde a la paralización.

¿quién no ha pensado alguna vez en desaparecer y huir de lo que te está tocando vivir o sabes que te va a tocar? 

Al final los mecanismos de defensa son egoístas. Todos los utilizamos y de forma inconsciente, para evitar y protegernos de los pensamientos o sentimientos negativos — como la ansiedad, los miedos o la culpa.

Nuestros mecanismos de defensa entran en acción cuando nos sentimos amenazados. Esto no necesariamente significa sentirse amenazado físicamente—más bien los utilizamos en entornos de alto estrés, cuando dudamos de nuestras habilidades y  nos damos cuenta de nuestras propias deficiencias o vulnerables. Nos ponemos a la defensiva para poder preservar nuestro ego, para protegernos del posible daño que nos puedan hacer.

Y entra en juego la Evasión

Lema de la evasión : voy a alejarme lo más que pueda de esa situación estresante, de lo que me resulta incómodo o no puedo manejarme en un entorno en que no sea afectado. 

Cuando surge algo con lo que no quieres lidiar o algo que te afecta a un nivel profundo emocionalmente, muchas veces parece más fácil evitarlo totalmente.

el mayor problema con la evasión: que las cosas, situaciones, emociones y pensamientos no desaparecen sólo porque las ignoras. Todavía tienes que hacer esa tarea, hablar con esa persona, hacer esos ejercicios o acudir al fisio.

¿Y qué sucede a la larga cuando utilizas la evasión? que las cosas se ponen peor, más complicadas, más frías, más tensas. No es que tu recuperación física esté mas lejos o que la tensión con tu amigo/pareja/familiar/compañero de trabajo va creciendo poco a poco y notas que os vais distanciando, sino que la anticipación en sí de lo que has pospuesto, es una tortura y muchas veces hace que exageres las cosas volviendo una y otra vez a pensar en el tema. El miedo paralizante previo a la confrontación, es una emoción poderosa y muy estresante. 

Los estresores que cada cual percibimos hacen que demos una respuesta distinta. Ante el mismo suceso, diferentes personas tendrán diferentes respuestas, pero podríamos decir que hay dos grandes categorías en la forma de manejar las dificultades: con acción o con evitación. O dicho de otro modo, tendemos a vivir con un estilo de afrontamiento activo o lo hacemos con un estilo de afrontamiento evitativo.

Seguramente a la mayoría de nosotros nos gustaría que, frente a ese conflicto con nuestro compañero de trabajo, fuéramos capaces de dirigirnos a él, con serenidad y firmeza, y hablarlo, decirle lo que opinamos y esperamos de una forma asertiva, con tacto. O ir a esa fiesta a la que nos acaban de invitar, y en la que queremos estar, aunque creamos que podríamos sentirnos incómodos. O hablar con ese amigo o familiar que nos ha hecho/dicho algo que nos duele.

Pero lo que muchas veces sucede es que el malestar, el temor, las inquietudes que nos produce pensar en la situación, hace que la evitemos. Nos decimos: Bueno ya cambiará de actitud el compañero, o tal vez estaré más confiado para la próxima fiesta, o no estoy preparada para esa reunión familiar, o bueno ya se pasará. Y lo que pasa es el tiempo y las oportunidades.

Pero también hay formas útiles de afrontamiento diferentes de la evitación:

  • Buscar el apoyo y consejo de otras personas. Contando tus sentimientos a familiares y amigos, pidiendo consejo sobre tu situación.
  • Relativizar el problema y ver lo más positivo de la situación, para bajar los niveles de angustia y estar en mejor disposición, con más recursos para el afrontamiento.
  • Aceptar la situación, siendo coherentes y consecuentes con la parte de responsabilidad que hemos podido tener, y a partir de ahí actuar desde la consciencia.
  • Tomar decisiones, actuar: buscar soluciones al problema, analizar la situación y buscar los pasos a seguir, confiando en nuestros recursos para resolverla. Decidir si necesitamos ayuda experta y buscarla. y finalmente hacerlo.
    Cuando afrontas las dificultades en vez de evitarlas, aunque las primeras veces resulten incómodas o difíciles, te estarás dando oportunidades para entrenar y mejorar tus recursos, habilidades, gestión de las emociones, paso a paso lograrás una mayor sensación de control, autoconfianza y autoestima.    


Otro proceso en la evitación es lanzarse a actividades que nos permitan “huir” de aquello que nos genera malestar, buscando constantemente cosas nuevas, diferentes, para no parar ni pensar demasiado, incluso conocer gente nueva y volcarse en nuevas relaciones donde todo es nuevo y fresco pero donde, tarde o temprano, termina volviendo a pasar lo mismo una y otra vez, acabando en relaciones tóxicas o dañinas.

 En ocasiones, estas actividades nuevas o rutinarias, por su intensidad o su contenido, pueden ser perjudiciales, llegando a convertirse en adictivas: compras compulsivas, problemas con el juego o ludopatías (videojuegos, apuestas…), adicción al sexo o consumo de sustancias (drogas, tabaco, alcohol, etc.), adicción al móvil, a internet...

Está claro que necesitamos desconectar de vez en cuando y airearnos, claro que sí, es ese parón para coger fuerzas. 

pero eludir responsabilidades, dejar de comunicarnos, de expresar emociones y de afrontar lo que nos sucede, solo  hará sufrir más a todos y nos alejará de quienes nos quieren de verdad.

Porque la vida duele, nos vamos a tener que enfrentar a la enfermedad, a la muerte, a los abandonos, a las traiciones... cuesta asumir eso, lo sé, pero forma parte de la vida.

La evitación puede limitar y alterar nuestra vida, incluso conducirnos a una depresión. Esta tendencia se relaciona con otros factores psicológicos: pensamientos, conductas, emociones… Por eso, en ocasiones, no es fácil comprender el funcionamiento de la evitación, y sobre todo, no es sencillo cambiar un estilo de afrontamiento que puede estar muy instaurado en nosotros y nosotras.

Desconectar un poco genial, tomar tiempo para pensar de acuerdo, tomar la callada y la huida como respuesta, afectará a tus relaciones, a ti, a tu futuro.

Depende de cada cual responsabilizarse de lo que se hace con nosotros, nuestras relaciones y con nuestra vida. A veces sabemos que algo no va bien, que no terminamos de estar bien y en mi caso es cuando busco ayuda.

Ojalá sepamos buscar ayuda cuando la necesitemos para tener una vida y relaciones sanas, con nosotros y los demás.


Gracias por escuchar.


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