Tres meses

Mi último post fue de febrero y hasta ahora no he podido escribir demasiado, eso son cosas mías.

Este blogg surgió como una forma de ponerle letras a lo mucho que sentía respecto al Crohn, una forma de sanar y de soltar, no era de hablar mucho en aquel momento. Desde entonces muchas cosas han pasado. Algunas cosas he ido compartiendo en este mundo de internet por si a alguien es de ayuda.

Hace tres meses que aconteció otro suceso importante en la vida de toda persona, la muerte de un padre. 

Desde que volví de Nepal han pasado muchas cosas y, aunque me creo consciente del camino, es ahora cuando miro atrás y veo mucho que no he sido consciente, estoy muy cansada la verdad. Creo que llego a mi límite y me sorprendo superando el umbral una vez más. 

Desde la psicología nos enseñan muchas cosas, entre ellas, las fases del duelo. Ya pasé por esas fases cuando me diagnosticaron el Crohn, y cuando he roto en mis relaciones. Pero es cierto que también he aprendido la importancia de la figura paterna y materna en nuestra vida. Son tán importantes, pero tanto. 


Mucho podría contaros al respecto porque no siempre son las cosas como nos gustaría. Me he dado cuenta que soy una soñadora, a veces esperando cosas que nunca pasan y que me llevan a un terrible sufrimiento. Todos llevamos un niño dentro, algunos niños están mas heridos que otros. Algunos son mas sensibles que otros, que os voy a contar. Seguramente alguno os identifiqueis con estas palabras. Heridas de infancia se llaman. 

 Afortunadamente mi trabajo interior, mi pedir ayuda cuando así lo necesito y el tener a personas (todos sabemos que son las justas) que no te juzgan y están ahí para ti cuando ni tu te soportas ni sabes qué hacer contigo, hace que estas rachas tan difíciles y duras, esos picos de ansiedad, miedo, vulnerabilidad y dolor, sean más llevaderos y soportables.

Me da igual lo que opinen los demás, mi salud, yo, estoy por encima de todo lo demás. Mis años me ha costado entender esto. Pedir ayuda es de valientes, de personas que queremos estar bien sin dañar a nadie, lo antes posible para vivir lo mas feliz y mejor posible. O de mejorar algun aspecto de nuestra vida. Hay profesionales formados para ayudarnos en todos los ámbitos.


Mi comportamiento se que ha ido cambiando, quien no cambia con las cosas que nos van pasando y ni que decir después de haber vivido una pandemia. Y sobre todo aprendiendo lo que es mejor para mi y los que me rodean. Solo nos entendemos gracias a la comunicación, al lenguaje, al afecto.

Sueno moñas hablando en mis redes de todo esto, del amor, la empatía, la comprensión, la comunicación, el cuidar el cuerpo desde la salud y no la apariencia, de cuidar las relaciones que nos importan, pero cuidar a tope, amar a tope, no a medias... Todo esto es tán importante, que muchas veces ni nos damos cuenta.


No se si seré psicóloga, ni si podré dedicarme a ello, pero desde luego trato de aprender lo máximo posible y estoy enfocada a conseguirlo. 

Veo y siento como nos podemos hacer mucho daño y provocarnos, las personas, muchos miedos e inseguridades los unos a los otros. Lo bueno es que también podemos sanarnos, ayudarnos, amarnos de forma sana, podemos hacer de esta vida una buena.


No todas las personas saben ciertas cosas, ni como amar, es así. Cada cual crece en unas circunstancias y nuestras figuras de referencia lo hacen lo mejor posible, yo creo en ello profundamente. Pero andamos heridos, andamos con muchas cicatrices y a mi me gusta pensar que hay una forma de hacer de esas cicatrices algo bello y sanarlas de verdad.


Cuando digo esto, pienso en el arte de Kitsugies la práctica japonesa de reparar fracturas, roturas, de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las cicatrices embellecen el objeto. Hacen que las obras sean únicas, especiales, irrepetibles. Yo creo que eso somos las personas. Tenemos un alma tan bella que ni lo sabemos.

Creo también firmemente que es nuestra responsabilidad hacer nuestro papel de la mejor manera posible, en relaciones, en trabajo, en la vida misma. No penséis que tengo muchas respuestas, solo lo que voy aprendiendo que es muy poquito en la inmensidad del conocimiento, os lo aseguro, lo cierto es que lo que si que tengo muchas preguntas y unas ganas increíbles de ayudarme y ayudar.

Y han pasado tres meses, me han parecido tres años. No ha pasado el temporal pero sí creo que lo peor, esto irá conmigo, y aun habrá días duros desde mi visión, mi experiencia y mi sentir. Desde luego mi "pater" forma parte de mi porque hay una parte de mi que es suya, está claro. 

La muerte también enseña, te da perspectiva y te pasa factura físca, psicológica y emocionalmente. Estoy aprendiendo mucho de ella. No la culpo ni la odio, se que es parte de la vida, algo que nos asusta, nos aterra diría yo, y por eso cada vez hay más ansiedad, miedo, trastornos mentales... hemos desnaturalizado algo que es natural, como la primavera o el invierno. Lejos de pensar en ella como algo a evitar, pienso en la parte del ahora que sí que tengo mientras escribo estas palabras y que va de vivir, va de aprovechar cada momento, cada conversación, cada abrazo... Nos deberíamos abrazar mucho más.

Sentir dolor también es vivir. La vida está hecha de mil colores, desde el blanco hasta el negro. Todos los colores forman parte del arco iris, todos y todos son necesarios.

Tres meses, tres años, tres décadas... sigamos y que pase lo que tenga que pasar.

Solo queda agradecer, sonreír aunque ahora algo triste y nostálgica de lo que fue y no fue, y seguir. Adelante, esto va de eso, de vivirlo todo.

Gracias por escuchar. 


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