Acompañar: el arte de estar para otros

 Vamos a por este verbo tan complicado como importante.

Segun la RAE:

Acompañar


De compaña.

1. tr. Estar o ir en compañía de otra u otras personasU. t. c. prnl.

2. tr. Juntar o agregar algo a otra cosa.

3. tr. Dicho de una cosaExistir junto a otra o simultáneamente con ellaU. t. c. prnl.

4. tr. Dicho especialmente de la fortunade un estadode una cualidad o de una pasiónExistir o hallarse en una persona.

5. tr. Participar en los sentimientos de alguien.


El acompañamiento es aquel que se realiza cuando una persona está pasando por algún momento difícil. Por ejemplo, cuando una persona recibe la noticia de tener alguna enfermedad o recibe la noticia de la muerte de algún familiar. También acompañamos ante una ansiedad, depresión, duelo de cualquier tipo, a aquellas personas que queremos.

Y es complicado acompañar porque significa ver el sufrimiento y la angustia, muchas veces de la otra persona que quieres y aprecias, en cuyo caso solo queda estar ahí para lo que necesite, darle muestras de afecto, cariño, comprensión y poco más.

Y si analizamos los añitos que llevamos pues se lleva bastante cuesta arriba a veces. Los seres humanos necesitamos sentirnos escuchados, en especial en situaciones difíciles. Es en estas situaciones, donde siempre es importante, y casi necesario, tener a una persona o personas de confianza a tú lado para que te ayuden a superar lo más pronto posible esta noticia y recuperes el equilibrio emocional. Y por supuesto, si te sobrepasa, ayuda por un profesional de la salud mental.

Este acompañamiento psicológico y emocional debe realizarse durante el mayor tiempo posible pero siempre respetando los límites propios.

Y ahora más de uno o una os preguntaréis, ya claro pero ¿qué pasa si no soy capaz de acompañar? Es una excelente pregunta. 

Nos cuesta, a mi en ciertas circunstancias, me cuesta estar ahí acompañando sin poder hacer nada, lo que me paso con mi padre. La verdad es una de las cosas que más me frustra y me genera ansiedad. Pero también es gratificante ver como los que quieres van avanzando, van mejorando, se sienten confiados de ti, de contar contigo, hasta que finalmente logran estar bien. 

He sido muy consciente de cierto analfabetismo emocional en la sociedad porque las emociones no nos gustan mucho, bueno la alegría, el placer y la felicidad sí, pero el dolor, la ansiedad, el llanto y la tristeza no tanto. Y llevamos años muy duros a nivel general.

Así que es comprensible que cada cual quiera evitar y huir de más, con perdón, "mierdas" de otros. Pero la realidad es que absolutamente todas las personas vamos a atravesar épocas complicadas, duelos y enfermedades, cosas de la propia vida. Y si bien no podemos perdernos para ayudar a otros, si que podemos estar ahí de muchas formas, más ahora con las redes sociales, si queremos y somos capaces, claro está.

Que nos aporta el apoyo social y emocional:

  • El apoyo social nos enseña que formamos parte de una sociedad en la que las personas se preocupan de nosotros, que contamos con ayudas que nos facilitan nuestro bienestar y nos sostienen cuando estamos en la cuerda floja.
  • Dentro del apoyo social está el apoyo emocional, ese que nos permite reconocer nuestras emociones ante los demás. Este apoyo se basa en las muestras de afecto, la empatía, la escucha activa, la aceptación, etc. No hace falta hacer o decir nada, solo estar, que a veces es muy complicado.
Vivimos en una sociedad en la que, en ocasiones, se piensa que mostrar tus emociones o preocupaciones, que llorar ante los demás, puede ser considerado como un signo de debilidad. Es por ello que muchas personas cargan con inquietudes, sentimientos diarios de las cuales se evaden a través del trabajo o de ocio, de internet, compras, pero ¿qué pasa cuando no  esas vías de escape no son mas que un pan para hoy y hambre para mañana?

En estos momentos es importante recordar que no estamos solos. La distancia física no implica distancia emocional y se puede hacer siempre algo por los demás. Solo hay que preguntarse qué le gusta a esa persona y ofrecérselo, o sencillamente invitarla a que comparta sus emociones, a que llore.  El apoyo emocional nos alivia, nos da seguridad y calma en los momentos de estrés donde solo vemos negatividad y caos. Compartir nuestras emociones nos ayuda también a fortalecer nuestro sistema inmunitario y a tener en cuenta puntos de vista diferentes que quizá no estamos viendo.

Reconozcamos que estamos todos sumidos en la quejorrea, en ver lo negativo, en lo malo. Os pongo un ejemplo:  ponte en situación que estás atravesando una época de mucho estrés y quien te acompaña te estresa más, te mete más prisa, presión, te regaña, te acelera más. Eso no te ayuda en nada, y que lejos de calmarte, te da más ansiedad y estrés. 

Sí hay momentos complicados pero también desde el apoyo, el cariño, podemos hacer ver que hay cosas buenas, que ya os digo que las hay. Y cuando estamos tristes, cuando estamos saturados, no somos capaces de verlas y necesitamos a alguien que nos ayude a que así sea, que nos haga sentir mejor.

No es fácil un duelo, por ejemplo, yo estoy navegando aun sus aguas, con constantes recuerdos últimamente. Y no es algo lineal, ni progresivo hacia arriba, pocas cosas lo son, por cierto. Así que vas bien y de pronto caes nuevamente. Y ante estas subidas y bajadas emocionales lo demás suelen mirar atónitos, sin saber bien qué hacer. 

Pero si que se puede decir "estoy aquí para ti", "te mando un abrazo", "cuenta conmigo" o "te quiero". Cuando estemos listos, en las fases que sea que estemos viviendo, seremos capaces de coger esas manos que se ofrecen y volver a mirar con optimismo la vida recuperando la esencia que a cada cual caracteriza y que aunque se desequilibre por las circunstancias, se tiende a ir a su centro.


Solemos tener un estilo de vida donde vivimos con prisa, llenos de estímulos, sin poco tiempo de calidad de verdad, de escuchar y ver al otro,  no tenemos tiempo y dejamos todo «para después». Por primera vez  creo que es ya urgente parar, tiempo para volver a conectar, para terminar aquella conversación pendiente, para saber de aquella persona importante,…

Escuchar a los demás y mirar qué sentimientos hay dentro de ellos nos ayudará a trabajar la empatía e incluso a vernos a nosotros, igual eso también asusta. 

Es importante expresar no solo tus emociones negativas, sino también las positivas. Compartir las emociones positivas tiene beneficios en diferentes aspectos. Tal y como se comentó anteriormente, a nivel fisiológico fortalece nuestro sistema inmunitario; y a nivel psicológico fortalece los vínculos y las relaciones interpersonales , creando una buena red de apoyo social.

Recordemos que las emociones son básicas y necesarias para la vida, son las que nos salvan del peligro y las que intensifican los buenos momentos. Expresar cariño, orgullo, alegría o agradecimiento a la otra persona beneficia la autoestima y el bienestar de la otra persona. Sentirnos queridos y apoyados nos da energía y fuerza para aquellos momentos de miedo. Así que en lugar de esconderlas, compartamos nuestras emociones.


Acompañar puede ser agotador y hay que poner límites, claro que sí. Yo misma soy consciente que últimamente no brillo igual y no estoy para animar mucho. De hecho cuando me siento un poco ya cansina, doy distancia y tiempos propios a los demás, se cual es mi proceso y me siento afortunada de todas las personas que me han acompañado y me acompañan cuando así lo eligen, pero no puedo pretender que estén ahí 24/7, eso es imposible. Así que agradezco enormemente todo lo que me llega, de la forma que sea. 

También sé que todo pasa, así que es cuestión de tiempo que todos volvamos a brillar, a estar y ser, con suerte mas sabios y más empáticos. 

Pero acompañados siempre es más fácil.

Gracias por escuchar. 




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