Consejo o imposición

Hoy me he levantado reflexionando sobre el hecho de aconsejar a los que nos preocupan o rodean. Hace tiempo leía en la revista Mente Sana un artículo sobre ello. Las personas, algunas, somos muy dadas a ayudar y aconsejar constantemente. En reciprocidad la persona ayudada suele mostrar gratitud al inicio, pero al cabo de un tiempo puede llegar a ser una imposición, porque aunque lo hagamos de manera benévola nuestro modo de decir como se han de hacer las cosas o cómo se pueden afrontar los problemas desde nuestro punto de vista, no es el único, siendo necesario dejar espacio a todas las opciones, entre las cuales equivocarse es una de ellas.


Solemos creer que la otra persona está errada en su comportamiento muchas veces sin dar tregua para ver los resultados. A veces no esperamos a que se nos pida ayuda, sino que directamente nos lanzamos a ayudar sin apreciar si esa persona lo mismo necesita un tiempo para asimilar lo que le sucede. Este tiempo puede ser corto o largo, no es labor nuestra saber de cuanto tiempo se trata. Cuando se aconseja sin que te lo pidan puede ser que no estés ayudando, convirtiéndose en una intromisión y al intentar que se hagan las cosas a tu manera si la otra persona lo quiere hacer a la suya, estás imponiendo tu criterio sobre el suyo.

Ejemplo: dos amigos que van a tomar café, uno de ellos va a buscar la leche y se la pasa a su amigo. Y le comenta "Olvidé pasarte la leche, perdona. Ten, añádela al café y tómatelo ya, antes de que se enfríe. El café frío no vale nada".
El amigo da un sorbo a ese café con leche y hace un gesto de no haberle gustado demasiado, diciendo "no sé por qué te hago caso. A mi me gusta el café solo y sin azúcar. Además no soporto la leche. Yo quería simplemente un café solo..."

Ejemplo de como un simple hecho de dale el café puede significar que le digas a la otra persona cómo tiene que hacer las cosas y no sea de su agrado, en este caso cómo debe tomar café.

Así que las cosas que creo hemos de tener en cuenta son:
- no debemos pensar que nuestra manera de hacer las c osas es la buena. Es tu manera de afrontarlas, puede ser de utilidad a los demás, o no.
- No somos quienes decidimos cuando los demás necesitan nuestra ayuda, puedes preguntar si puedes ayudar,  para facilitar el que te la pidan, pero no imponerla.
- A veces aprender de los errores enseña mucho, por lo tanto aunque creamos que alguien está equivocado es mejor dejar que aprenda por sí mismo. 
- Enseñar a las personas a buscar las múltiples opciones para que cada uno decida es mucho mejor, de esta manera las personas serán más independientes.
- Juzgar no es algo que nos competa, que somos muy dados a ello. En todo caso, cuando se vean los resultados puedes valorarlos con la persona para analizar todo desde otro punto de vista, desde el cariño y el respeto.

Y hay que tener en cuenta el refranero que dice "consejos doy y para mi no tengo", dado que muchas veces aconsejamos cosas que nosotros realmente no hacemos, con lo que la persona que recibe el consejo si nos conoce un poco, entiende que somos algo hipócritas al no aplicárnoslo y querer que otro lo haga, como si de un experimento se tratara.

Por lo tanto lo mejor es que seamos capaces de ponernos en el lugar de los demás y ayudar siempre que se pida nuestra ayuda, dejando a los demás su espacio para tomar sus decisiones, para que piensen una salida, para que lidien con sus propios problemas, y si nos necesitan dejarles claramente dicho que estaremos ahí para ellos cuando se precise. Para apoyar y para compartir.


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