La fragilidad ¿es para tanto?
Nuevamente escribo hoy tras recordar otra de las conversaciones del libro "Conversaciones con Max" del autor Ferran Ramón-Cortés, especialista en comunicación que versa sobre la fragilidad de cada uno y los reproches.
"Alex estaba desconcertado. El día anterior, mientras discutía acaloradamente con Marta, su compañera de trabajo, él le hizo un reproche que ella se tomó muy mal. Sin embargo ahora pensaba que, si le hubiesen reprochado lo mismo a él, no le habría dado mayor importancia. Aquella mañana había acudido temprano a la oficina para hablar con Marta. Pero la conversación, lejos de acercarlos, los había distanciado aún más. Incapaz de resolver aquel conflicto, decidió llamar a Max. Lo conocía precisamente a través de Marta, e intuía que, conociéndola, podría ayudarle. Sin darle más vueltas, marcó el teléfono del viejo maestro.
Max, tras escuchar pacientemente el relato de Alex, le preguntó:
- ¿qué crees que le has dicho para que Marta se haya enfurecido aún más?
- Pues que no era para tanto...
Max pensó que aquello no debía resolverse por teléfono y le lanzó una invitación: - ¿qué tal un café mañana, Alex?
A la mañana siguiente, Max esperaba a Alex en su casa con una taza de humeante café. Tras degustarlo y escuchar de nuevo el relato detallado de los hechos, el viejo profesor le invitó a salir a dar un paseo.
Caminaban por un estrecho sendero que atravesaba el bosque cuando Max encontró en el suelo una fina lámina de pizarra. La cogió y le dijo a Alex.
- Fíjate en esta pizarra ¿te parece frágil?
- Sí, se puede romper con las manos.
Continuaron caminando hata encontrar una pequeña roca de granito, que Max cogió y sostuvo en sus manos.
- Y este granito. ¿te parece fácil de romper?
- No, en absoluto. Creo que haría falta un buen martillo...
Max, con la roca en las manos, le preguntó:
- Alex, ¿cómo ves a Marta: frágil como la pizarra o dura como este granito?
- Max, la conoces mejor que yo. Sabes que es muy fuerte. Marta es como el granito...
Sin darle tiempo a terminar, Max dejó caer la roca al suelo y, ante la sorpresa de Alex, se rompió al instante en varios pedazos. Alex se quedó perplejo. No entendía cómo algo aparentemente tan duro y sólido se había resquebrajado con tanta facilidad. Empezaba a entender la relación que guardaba todo aquello con su conlicto con Marta.
Max rompió el silencio.
- Aunque tu no lo vieras, esta roca supuestamente dura tenía una profunda grieta. Hacía falta muy poco para que se rompiera en mil pedazos. Y como esta roca, Marta, con su aparente fortaleza, también tiene sus grietas. Me temo que tu reproche, aunque pareciera poco importante la ha roto.
*imagen sacada de desmotivaciones.es |
Cada uno de nosotros tiene su particular nivel de fragilidad. Y ni si quiera este nivel es fijo: se puede ver claramente alterado cuando alguna circunstancia nos afecta y nos hace vulnerables. Cuando decimos "no es para tanto", estamos juzgando la situación desde nuestra percepción y según nuestro nivel de seguridad, ignorando la fragilidad del otro."
Este fragmento de la conversación con Max de Alex, ha de servirnos para apreciar que nuestras circunstancias, nuestros reproches a los demás, parten desde nuestro punto de vista que no tiene que ser el acertado de cara a las personas que nos rodean.
No sabemos lo que ha sucedido en la vida de las personas ni cómo las afecta, por lo que un reproche, en principio sin importancia, puede suponer un gran golpe en tiempos difíciles para otra persona. Si un reproche, una opinión, duele a otra persona, has de cambiar el discurso comenzando con una disculpa al apreciar dicho dolor. Buscar el diálogo para que la otra persona sienta que la comprendes.
Como siempre recomiendo, hay que fijarse en la reacción de los demás. Normalmente no solemos estar atentos a esas reacciones, a las necesidades de los otros, que al ser nosotros personas sociales, necesitamos entender y comprender, dado que nosotros mismos las sufrimos y hemos de convivir con ellas a diario.
*imagen sacada de desmotivaciones.es |
Las personas muchas veces nos sentimos vulnerables y buscamos en los demás, ya no solo el apoyo, sino comprensión. Es más dificil de lo que parece comprender a una persona, sobre todo partiendo del hecho que no vivimos su vida ni sabemos cómo esas vivencias nos afectarían. No podemos ni debemos juzgar por las apariencias, porque cada uno de nosotros tiene sus luchas internas y externas.
Hemos de tratar de entender que la vulnerabilidad de cada uno es única y depende mucho de las circunstancias del momento. Lo mejor es intentar dialogar desde el respeto y el cariño, escuchando a la otra persona y si hemos herido comenzar disculpándonos por no ser esa nuestra pretensión.
Cada uno de nosotros tiene una capacidad de sacrificio, de amar, de expresarse..., y por ello mismo nos necesitamos los unos a los otros, para aprender, para compartir, para complementarnos. En épocas en que nos sentimos vulnerables deseamos que los demás al menos intenten comprendernos. Y para ello hemos de escucharnos y empatizar con el resto de personas que forman parte de nuestra vida.
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