Somos maestros de nuestras vidas.

Leo mucho, siempre suelo leer, pero últimamente más todavía. Desde que volví de Nepal tengo deseos de profundizar en todo y en todos, lo que me incluye. Ahora se entiende la lectura como un método de meditación y de concentración, y por su puesto, de conocimiento de otras culturas, lugares, personas, ciencias, etc.

Estoy leyendo un libro del cual extraigo este texto que me ha llevado a querer escribir estas letras:

"Tienes el poder de crear. Tu poder es tan fuerte que cualquier cosa que decidas creer se convierte en realidad. Te creas a ti mismo, sea lo que sea que creas que eres. Eres como eres porque eso es lo que crees sobre ti mismo. Toda tu realidad, todo lo que crees, es fruto de tu propia creación. Tienes el mismo poder que cualquier otro ser humano en el mundo. La principal diferencia entre otra persona y tú estriba en la manera en que aplicas tu poder y en lo que creas con él. Tal vez te parezcas a otras personas en muchas cosas, pero no todo el mundo vive la vida de la misma manera que tú. 

Has practicado toda tu vida para ser quien eres y lo haces tan bien que te has convertido en un maestro de lo que crees que eres. Eres un maestro de tu propia personalidad y de tus propias creencias; dominas cada acción y cada reacción. Practicas durante años y años hasta que alcanzas el nivel de maestría para ser lo que crees que eres. Y cuando por fin comprendemos que todos nosotros somos maestros, llegamos a ver qué tipo de maestría tenemos. 

Cuando un niño tiene un problema con alguien, y se enfada, por la razón que sea, el enfado hace que el problema desaparezca y de este modo obtiene el resultado que quería. Entonces, vuelve a ocurrir, y vuelve a reaccionar con enfado, ya que ahora sabe que, si se enfada, el problema desaparecerá. Pues bien, después practica y practica hasta llegar a convertirse en un maestro del enfado. 

Pues bien, de esta misma manera es como nos convertimos en maestros de los celos, en maestros de la tristeza o en maestros del auto-rechazo. Toda nuestra desdicha y nuestro sufrimiento tienen su origen en la práctica."

Muchas veces, haciendo una reflexión sobre lo que indica el texto,  me encuentro apalancada en maneras de comportarme que he aprendido de pequeña. Mucho de lo que hacemos de adultos son pautas aprendidas de pequeños. Ese aprendizaje es bien por imitación, por descubrimiento, por instrucciones... en cualquier cosa creamos patrones de conducta y, siendo sinceros, muchos pueden resultar tóxicos.

En psicología, que tengo el privilegio de poder estudiar el grado en la UNED, comienzo a ser consciente de la magnitud de importancia de esos aprendizajes y de lo que suponen cuando somos adultos. Cambiar un patrón cuesta mucho, sobre todo porque la mayoría de las veces actuamos dirigidos por emociones, por situaciones que vienen ajenas a nosotros. La conducta está programada en muchos casos por situaciones que nos han sobrepasado, que nos han hecho sentir de determinada manera y que, para poder cambiarlo, el primer paso es ser conscientes de lo que dice el texto. Nosotros somos capaces de crear y de practicar aquello que deseamos.

A nivel personal me costó mucho trabajo ver el lado bueno cuando la vida se me torció un poquito con la enfermedad que me ha tocado tener diagnosticada. Tuve que re- aprender, re- programar comportamientos nada beneficiosos, por eso sé que se puede cambiar patrones de conducta y redirigir los pensamientos. La actitud positiva no arregla los problemas ,es verdad, pero hace que seamos capaces de llevarlos mucho mejor sin convertirnos en personas tóxicas para nosotros y para los demás.

No quiere decir que sea fácil cambiar patrones, conductas, pensamientos, solo que con practica, con entrenamiento, con paciencia, podemos llegar a mejorarnos a nosotros mismos y ese maestro que todos llevamos dentro. 

Gracias por escuchar. 

*Texto sacado del libro "La maestría del amor", su autor es Miguel Ruíz, nacido en una familia de sanadores y criado en México rural por una madre curandera y un abuelo nagual, parecía destinado a mantener la tradición familiar y seguir transmitiendo el conocimiento esotérico tolteca. Sin embargo, atraído por la vida moderna prefirió estudiar medicina y se convirtió en cirujano, hasta que, a comienzos de los años setenta, una experiencia de casi muerte abrió en su vida una etapa de introspección que le condujo de nuevo a la antigua sabiduría ancestral.

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