Aprender a fluir, imperiosa necesidad del hoy.

Nuevamente toca recapacitar sobre el dejarse llevar. Llevo un tiempo bastante equilibrada, estable y contenta en general después de un año y pico bastante duro. Y tras un esfuerzo que bien pudiera ser relativo para algunos, para mi relativamente importante, pues ha tocado día de bajón con secuelas en la salud.

A veces se me olvida que tengo una enfermedad, lo cual es muy bueno, pero que no deja que se me olvide del todo y acontecen en la cabeza los absurdos miedos y la necesidad de ser entendida, si bien es tarea ardua difícil para quienes te rodean y no terminan de entender lo que te sucede porque no es algo precisamente fácil.
* Imagen y frase de www.fluir.es

En definitiva, toca hablar del dejarse fluir, llevar. Todo esto viene porque inconscientemente y aunque pretendía lo contrario dado mi espíritu aventurero y catacaldos que tengo, me he dedicado a "controlar" todo lo que puede afectarme en cuanto a salud se refiere.
He ahí mi reflexión, esa manía occidental de intentar controlarlo todo, creyéndonos poseedores de unas circunstancias y tiempo infinitos cuando en realidad somos mas volátiles y efímeros que una hoja al caer.

Está claro que hay que intentar tener un equilibrio y tratar de tener una inteligencia emocional lo más desarrollada posible, para nuestro propio beneficio y el de los ajenos. Pero no debemos olvidar que somos personas de carne y hueso llenas de emociones, sensaciones, voluntades, inseguridades y miedos y que no es necesario, si quiera bueno, controlarlas hasta el más mínimo detalle.

Bien es cierto que dejarse fluir como presupone o pretenden formas de vida como el yoga, budismo o hinduismo, es más fácil decirlo que hacerlo, para una cultura mas bien contraria a esta afirmación.
¿Quien es capaz de que no se le lleven los demonios con todo lo que acontece en este país o no darte ganas de matar en un momento dado al que tienes más cerca y que supuestamente ha de ser capaz de entenderte mejor?


Pues si algo he aprendido con el yoga, sobre todo, es a que dejarse llevar, fluir sin presionarte es un buen método para encontrar un equilibrio perdido entre tanto estrés, ansiedad y desasosiego interior y exterior. Tratar de controlar o pretender hacerlo es una falacia. La lógica nos insta a creer que las cosas, siempre bajo el punto de vista de un ombligo propio, deben ser de una manera determinada y no es en absoluto una verdad absoluta. 
No podemos controlar la consecución de las desgracias, ni enfermedades, ni la conducta o pensamiento ajeno, a veces ni el propio, porque eso nos llevaría a un desgaste injusto, inhumano, infinito, lleno de frustración e insatisfacción.

Aprender a aceptar las cosas, no resignarse, cuidado con esto, sino aceptar lo que nos sucede como personas conectadas con el mundo del que formamos parte, es una condición imprescindible para poder vivir el presente en el que nos encontramos. 

*Imagen y texto de terapiareprogresiva.wordpress.com
Dedicarnos a ser lo que en este preciso momento somos, debería ser nuestra máxima diaria. Bloquear emociones, sentimientos, anular el interés por algo que aparece no es más que un muro absurdo que no conlleva mas que a perjuicios y daños. Se trata, como decía, de tener desarrollado el sentirnos de una manera y gestionarlo lo mejor posible. Es tengo una emoción determinada en este momento y he de tomar la elección de ver qué hago con ello, como reacciono, como acepto que eso me sucede y hablarlo o identificarlo.

Obviamente ante una recaída, un dolor que te recuerda días pasados en mi caso, retornan emociones de tristeza, preocupación, inseguridades, está en mi mano saber qué hacer con ellas y con las personas que tienen relación conmigo para explicarlas lo que me sucede. Esto hay que extrapolarlo a todo, tener la capacidad, como si de un mando a distancia se tratara, de encender y apagar el control de nosotros mismos y nuestras emociones.

Hace tiempo asumí que tendría ciertas limitaciones, luchando porque sean las mínimas, dejando de poner nombre a las cosas y tratar de disfrutar al máximo de lo bueno que me venga, dure lo que dure. También tratando de no darle importancia a cosas que para mi la pudieran tener, intentando no estar a la defensiva y llevar las sorpresas agradables y desagradables de la vida, como eso, una sorpresa que puede acontecer en cualquier momento.

Todo ello para poder ser capaz de fluir con la vida y no contra ella. Hay días de enfado, días que no entiendes nada, pero no creo ni que el mayor de los sabios supiera apenas una mínima parte de lo que la vida supone. También el descubrir, lo insospechado, tiene mucho bueno. Alejémonos de la zona de confort y aprendamos en vivir en la sorprendente y misteriosa vida, fluyamos en su corriente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Renuévate con cada estación

Tres meses

Presencia