re- aprender a disfrutar de la espera.

Leyendo un artículo de Chistophe André, médico psiquiatra y psicoterapeuta, sobre las esperas y la poca conciencia que tenemos de que hacer descansos o disfrutar de esos momentos es crucial en el día a día, me propongo hacer mi propia reflexión al respecto.

Normalmente cualquiera que habite en ciudades grandes, como Madrid, Barcelona, Valencia, y acude a cualquier organismo o empresa ve a las personas llegar aceleradas y en la espera, que normalmente son escasos minutos, un continuo mirar al reloj, móvil... y cuando 2 minutos se convierten en 5 a esta acción repetitiva de mirar la hora se le añade un gesto de enfado ajeno a la voluntad tanto del resto de personas que esperan como de las que tienen que realizar un trabajo que suele variar de una persona a otra.
Esta situación se convierte en un lo "quiero ya" y en frases como "mi tiempo es muy valioso" a lo que yo suelo responder como el de todos con una amplia sonrisa. 

Esos segundos o minutos de espera se convierten en "tiempo perdido", no los queremos. Deseamos estar siempre ocupados, con mil millones de cosas que "tenemos que hacer". Rentabilizamos al máximo los tiempos y en cuanto uno se nos escapa del planing previsto se nos comienza a acelerar el corazón, palpitamos, nos enfadamos... el estrés se multiplica.

Esta rentabilización de todos los tiempos tiene muchos inconvenientes como explica el autor al que antes hago referencia, así como numerosos estudios científicos al respecto. 
"Querer ir siempre más rápido aumenta el estrés: incrementa el número de actividades que realizamos durante el día y suprime los pequeños momentos intermedios, que podrían convertirse en tiempos para descansar y recuperarse... pero acaban siendo tiempos de impaciencia y precipitación."

Creo que existe un número determinado de factores que nos impulsa a querer ir cada vez más deprisa. Uno porque realmente estemos sometidos a esta presión, normalmente exceptuando ciertas empresas, el resto de la presión que tenemos por el tiempo nos la ponemos nosotros mismos. Otro puede ser por seguir la corriente de la sociedad que cada día nos impone vitaminas para rendir más, pastillitas milagrosas para dormir mejor, suplementos vitamínicos para poder con todo, como si estos esfuerzos que nuestro organismo hace fueran "normales", que ya digo yo que no lo son y ni mucho menos en todos los casos teniendo consecuencias a medio y largo plazo (pero eso es otro cantar). Y también porque tenemos posibilidad de disponer de muchisima información que nos permite conocer tiempos, horarios, personas adecuadas... Aquí voy a explicar con mi ejemplo, yo en la universidad me sabía la hora de cada metro, anden que tenía que situarme y en qué posición dentro del vagón, que hacía que "ganara" minutos al llegar a la facultad o volver a casa. Todo milimétricamente organizado y cuando no era así me sentía frustrada y estresada por haber perdido tiempo para estudiar o para llegar al trabajo.

Pero nos olvidamos que nuestro cerebro aprovechaba, y lo hace cuando le dejamos, estos minutos o este tiempo de inactividad, de no acción para descansar, para reexaminar recuerdos, experiencias, emociones, sentimientos, clasificarlos y archivarlos. Utiliza estos momentos de espera para realizar actividades automáticas esenciales para nuestro bienestar. Estos momentos son tremendamente importantes para la inteligencia social y para el sentido moral de nuestras vidas. 

El autor cita textualmente" es vital que nuestra red neuronal por defecto funciones regularmente. Necesitamos re-aprender a esperar, a no hacer nada, en un mundo que nos empuja a lo contrario".

Si mientras que esperaras al ascensor decidieras subir lentamente andando harías encima deporte y tu mente tendría un poco de tiempo para descansar, ¿no te parece?
Aprovecha esos momentos de espera para centrarte en el momento en el que estás y lo que haces, respira lentamente y siente tu cuerpo. Conecta contigo mismo. Para hacer todo esto no mires tu smartphone o tablet, solo deja pasar el tiempo, no hagas nada, aprovecha para centrarte realmente en tí. 

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