Desintoxicación emocional

Leyendo un artículo de Jesus García Blanca, escritor e investigador especialista en salud, ecología y educación; me ha venido la idea de escribir sobre emociones y como si las bloqueamos sin expresarlas de ninguna manera pueden producir alteraciones no solo psíquicas sino también físicas.

El autor estima que entre el cuerpo físico y la mente, como conectores, existen las emociones. A través de nuestros gestos, de nuestras palabras, miradas, etc se conectan con la mente, pensamientos, como vemos y entendemos el mundo así como las personas que nos rodean.

No solo nos alimentamos de comida y bebida, también de todo lo que sentimos, de corazonadas, intuiciones, lágrimas... e igual que la comida llegan a nosotros, las procesamos e igualmente han de salir de una u otra forma. 

El símil que realiza me resulta de lo más apropiado. Si lo pensamos bien es tal como sucede día a día. Nos enfrentamos a numerosas situaciones que nos producen emociones y por lo tanto una vez que cumplen con su cometido debemos sacarlas: comunicando nuestros pensamientos, compartiendo emociones, hablando de nuestros sentimientos. 

Una vez más reincido en que nuestro cuerpo es un todo, no separa mente, cuerpo y espíritu. Todo está unido. Por eso igual que si un alimento no nos sienta bien y no lo toleramos, nos produce malestar hasta que sale bien de una manera o de otra, igualmente sucede con las emociones porque sino salen nos provocan malestar, daño incluso enfermedades.

Por desgracia la sociedad moderna facilita mucha información, mucho ingreso de todo, mucha carga que nos llega y que entra en nuestra vida diaria pero no ofrece herramientas para gestionarlo todo y ni que decir para que podamos expresarlo/soltarlo.

A aquellos que dedicamos tiempo a relajarnos de todo y de todos (sino no podría escribir estas letras por ejemplo), nos dedicamos a la relajación (yoga, meditación) y a intentar descubrir la mejor manera de expresarnos, nos tachan de cuanto menos "raros". Pero si no hacemos eso estamos permanentemente tensos, en alerta, sin descansos y todo esto que nos provoca un estrés continuado, repercute en nuestra salud: problemas de sueño, ansiedad, problemas emocionales, de relaciones con los demás, etc.

Por eso a re-aprender a relajarnos y re-conectar con nosotros mismos este autor lo denomina higiene emocional. Imprescindible para él y con lo que coincido plenamente. Cada vez más llegan a las terapias naturales personas con estados de nervios alterados, con ansiedades, desvanecimientos, dolores emocionales, enfados, cargas, que hacen que tengan dolores que no se pasan por mucha pastilla que se tomen y por mucho tiempo que estén con ella. Eso es porque no se va a la raíz del asunto. 

Una manera excelente de comenzar una higiene emocional sana es dedicar al día 5-10 minutos a observar como respiramos. A atender nuestro cuerpo, a cómo hemos automatizado la forma de hacerlo, de inhalar, si nos molesta cuando respiramos, si cogemos suficiente aire, etc. ¿Lo habéis probado? los resultados a medio-largo plazo son impresionantes solo con este sencillo hecho.

Otra manera estupenda y barata de aprender a soltar lo que llevamos dentro es escribiendo, ya hice un post sobre ello. Puedes escribir dejando brotar eso que llevas dentro, puedes o no enseñárselo a alguien y esto te ayudará a reconocer lo que te sucede. En caso contrario el cuerpo optará por cargarse y cargarse de todo lo que nos sucede y estallará bien de un modo u otro. En el plano físico pues puede ser con dolores de cabeza y en el plano emocional con llantos incontrolados, gritos o ataques de risa. 


Si escucháramos realmente a los demás, no desde una visión personal, es decir, tomándo todo como algo personal, sino sencillamente prestando nuestra atención y oídos sin juzgar a las personas, facilitaría el hecho de entender emociones y ayudar a expresarlas. También escribí sobre ello. 

"El arte de escuchar  supone aprender a estar junto a otra persona - niño o adulto- y hacer que se sienta apoyada sin juicios, escuchada sin análisis ni interpretaciones. También es recibir los gritos, el enfado, la frustración, sin acallarla, atendiendo con respeto, ofreciendo confianza sin tratar de calmar, sin dar consejos, sin empeñarnos en resolver el problema; abrazándola o tomándola de la mano, si eso ayuda a confiar en nosotros y a expresarse libremente".


En cualquier caso, herramientas hay muchas, así como acudir a los profesionales como psicólogos para que nos ayuden. Lo que importa es que soltemos, que las emociones salgan y que nos dediquemos a conocernos a nosotros mismos, nuestro interior, lo que incluye ese lado oscuro que poco nos gusta, que exista un desahogo emocional y que nos comuniquemos de la mejor manera posible con el mundo exterior del que somos parte. 

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