Mirada hacia el dolor

Hace tiempo que quiero escribir sobre el umbral del dolor. Desde la experiencia profesional de años en cuanto a terapias manuales se refiere y la experiencia personal de sufrir una enfermedad crónica con extras, creo que es necesario que se sepa que el umbral del dolor es diferente en cada persona, qué es y como tratarlo.

He investigado un poco para poder sostener la afirmación ultima, dejo aquí una noticia de la vanguardia que habla sobre ello. En este artículo se sostiene lo que todos sabemos, que el dolor lo sufrimos todos, tanto de una manera física como psicológica. Lo que me tiene asombrada es la capacidad de que ese umbral de dolor se supera/aumenta por el ser humano. 

Pero volvamos al dolor en sí mismo. Dolor es la forma como el cuerpo responde a una lesión o enfermedad, es una reacción. Todas las personas reaccionan al dolor de diferentes maneras. Lo que uno piensa que es doloroso, puede no serlo para otra persona. Asume la función de señal de alarma al informar al organismo de la presencia de un trastorno que puede perjudicarnos. Intenso o persistente, puede ser agresivo para el individuo.

El dolor puede ser causado por muchas razones como, una herida, una cirugía o una enfermedad. Unos dolores son causados por presión en un nervio, como la que hace un tumor canceroso. Otro dolor es causado al cortarse un nervio en un accidente o en una cirugía. Por consiguiente, tu puedes sentir dolor porque no mueve, esta parte de su cuerpo. Y hay ocasiones en que no se sabe la razón de su dolor. El dolor no es sólo una simple reacción desencadenada por una lesión física, es un fenómeno complejo que depende de un gran número de factores.
* Imagen de www.fundaciongaem.org

El dolor se clasifica en dos:
Puede ser agudo o crónico.
  • El dolor agudo es de corta vida y dura menos de 3 o 6 meses. La primera ayuda que los médicos ofrecen, es eliminar la causa del dolor, como podría ser, el arreglo de un brazo partido. Generalmente, el dolor agudo puede ser controlado o detenido con medicamentos para el dolor.


  • El dolor crónico puede durar más de 6 meses. Usualmente, los medicamentos son menos efectivos para combatir el dolor crónico que el dolor agudo. Los médicos utilizan otros tratamientos como la auto hipnosis, para enseñar a vivir con un dolor crónico.
Una vez hemos clasificado a groso modo y de una manera sencilla el dolor , es hora de incidir en el umbral del dolor de las personas. 

Muchas veces sucede que me he encontrado a personas que sufrían de lo mismo dolor de espalda, contracturas en la zona que les impide realizar tareas cotidianas de manera normal con molestias y/o dolor. Pues en lo que he podido comprobar a lo largo de estos años es que cada persona lo expresa de una manera, no hay dos personas que me cuenten lo que les sucede de manera similar. También he apreciado que no podemos evitar tocarnos a diario en la zona que nos duele, como si nuestro propio calor corporal nuestras propias manos nos aliviaran, que personalmente creo que así es por la capacidad auto curativa que todos tenemos. Igualmente he tenido personas que a mi parecer profesional apenas tenían contracturas y cuyo dolor expresaban de un 8 sobre 10 y otras que no se como son capaces de no estar a base de ibuprofenos que me decían sentir molestias solamente. 

Pues estas diferencias dejan claro que cada persona sentimos y apreciamos lo que nos sucede de una manera completamente distinta. Así pues no somos quienes podemos juzgar, ni saber, el dolor que otra persona sufre. 

La capacidad de cada persona de sentir y de superar el dolor forma parte de una complejisima sucesión de cosas: la sensación, la frecuencia del dolor, el aguante... según explica el doctor Juan Pérez Cajaraville, director de la Unidad del Dolor de la Clínica Universidad de Navarra, “en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, se han realizado investigaciones que indican que hay diferencias biológicas y psicológicas: influyen los genes, pero también aspectos emocionales, como las expectativas y los daños en el sistema nervioso”. 
Luego están las capacidades físicas, hormonales y sustanciales que tenemos cada persona. Dentro del circuito neurológico del dolor, los receptores de los opiáceos naturales –las encefalinas, las dinorfinas y las endorfinas– actúan como analgésicos. Éstas evitan que el cerebro sea consciente del dolor, lo que explicaría por qué, en algunas circunstancias, como en momentos de riesgo mortal, en una huida o en la lucha, el organismo no es consciente del dolor (puedo asegurar que los meses donde tenía un dolor agudísimo y practicamente mi intestino no funcionaba, no era en absoluto consciente de ello mientras mis especialistas de digestivo me miraban asombrados) . El deporte es uno de los mejores motores de producción de endorfinas; por ello, realizar cualquier tipo de ejercicio físico no sólo es beneficioso para mantener una forma física óptima, sino también para regular el dolor. Lo mismo ocurre con la risa o las reuniones sociales satisfactorias, excelentes productores de endorfinas. 

* imagen de elmanuscritozen.blogspot.com
También explicar a las personas qué expectativas han de tener ayuda a aliviar el dolor, es como si nuestra mente fuera capaz de asimilar dicha información, la asumiera y reaccionara como un analgésico auto curativo (otra de las razones de las que creo en nuestro poder auto curativo). El doctor Marcos Gómez, especialista en medicina paliativa del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, apuesta por el poder analgésico de la palabra. “Hoy el médico cree en el poder de la química y no tanto en el de la palabra. Fármacos como la morfina no hacen el mismo efecto si se administran dentro de un concepto de amistad médica”, añade. Del mismo modo, enseñar técnicas de relajación o respiración puede ayudar enormemente al paciente.

Dr. Juan Pérez Cajaraville, Jefe de la Unidad del Dolor, Clínica Universitaria de Pamplona,  añade que, efectivamente, “las emociones y estados de ánimo intervienen en la percepción del dolor”. “Estudios de imagen han demostrado que, en pacientes con dolor crónico, las zonas del cerebro relacionadas con la molestia se activan al mismo tiempo que las áreas relacionadas con las expectativas –continúa–. De este modo, la anticipación y la ansiedad pueden hacer que una mala experiencia se convierta en una pesadilla. Asimismo, expectativas positivas hacen que el dolor sea menos patente”.

Como vemos la mente incide sustancialmente en nuestro estado de salud. Una buena actitud mental, unas buenas herramientas, aprender a relajarse, compartir buenos momentos e intentar disfrutar al máximo del a vida son claves para mejorar la calidad de vida respecto del dolor. 

Nuevamente y como colofon a este post, vuelvo a recordar que cada persona sufrimos, reaccionamos y disponemos de unas herramientas propias para el dolor. Que no debemos atrevernos a juzgar el dolor ajeno puesto que no estamos en la piel de la otra persona. Igualmente podemos hacer muchas cosas por ayudar a mejorar la situación personal respecto del dolor y, como buena amante de las terapias naturales, éstas son ideales para paliar los efectos del dolor. Porqué no dar una oportunidad a lo natural. Quien sabe.



Bibliografía:


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